El eje de la discusión pasaba por en qué medida las políticas empobrecieron o no al pueblo, en qué se invertía el dinero o si se lo fugaba, si tenemos una vicepresidenta con causas judiciales, los supuestos 37 años de gobiernos peronistas, y el papel de los medios de comunicación. Los temas tratados fueron: sucesiones presidenciales, análisis económico y político, la difusión de información.
En una primera fracción de los 4
minutos, la profesora (algo desordenadamente), contra-argumenta en forma defensiva los cuestionamientos de los estudiantes, pero poco a poco el clima se va
relajando y despliega argumentos y análisis más claros.
Podemos cuestionar la forma inicial de interacción y los modos intensos de la docente, dado que por momentos eso dificulta entender los criterios de análisis usados por ella. Se deja llevar por las emociones e incluso corta preguntas e intervenciones de quien la cuestiona, en algunas ocasiones. El hecho de que luego mejora el clima emocional y se traen datos (el nombramiento de jueces por decreto, la inversión del estado en educación durante el kirchnerismo, la realidad de familias que no pueden pagar una cuota escolar, las sucesiones presidenciales en los 37 años de historia) va dando racionalidad a lo que sucede y sobre todo, algo crucial en la formación de los estudiantes: argumentos y fundamentos.
En una nota publicada por TN, el
estudiante que cuestionaba y contra-argumentaba, reconoció que la profesora le
hizo ver que le faltaba información. Y que un estudiante afirme eso, es un éxito rotundo: aprendió que para opinar, hay
que tener información y analizarla (tal como lo despliega la docente,
especialmente al tomar la sucesión de gobiernos en los 37 años de historia).
Nótese que el estudiante no dice “me convenció”, sino “me falta información”.
Lo sucedido en la clase, lo dejó con ganas de informarse y profundizar (así lo manifestó). Esto,
claramente no es adoctrinamiento (es decir, lograr adhesión) y le sembró
curiosidad.
Más allá del caso puntual, me
preocupa, tal como dijo el Profesor de Historia Sergio Wischñevsky la “peligrosísima ventana que se abre con la suspensión de la docente en
cuestión”. Lo que sucedió en la clase, amerita un trabajo de asesoramiento
pedagógico para trabajar, con la profesora, su enojo. No todos los
estudiantes se animan o activan frente a tanto enojo. Pero jamás cabe frente a lo realizado, una sanción. Especialmente teniendo en cuenta la capacidad de la profesora de sembrar curiosidad.
Me preocupa porque, además de la
sanción disciplinaria, hay una sanción social por parte de un sector de los
medios y de la política que con ello pretende disciplinar a docentes y anular
el debate y la discusión. Y esto sucede en tiempos en que los sectores de
derecha supuestamente liberales, no quieren debatir en los medios y ni siquiera
se animan a participar en programas donde el periodismo les pueda repreguntar o
contraargumentar. Es decir, sucede en contexto de anulación de la argumentación y fundamentación, y de bajada de opiniones que se presentan como incuestionables.
Ocupan espacio en esos medios
discursos falsos e incluso violentos, y paralelamente van dándose diversos hechos de
violencia en la sociedad que son naturalizados: el intento de asesinato a la vicepresidenta, el disparo a un diputado
provincial en un acto de campaña, ataques a locales partidarios en distintas
provincias, a edificios religiosos, hasta hace poco más de dos años se legitimaba
la represión en las marchas, entre otros hechos graves que no se toman ni se tratan como tales.
La anulación, sanción o evitación
de la discusión, del debate en una democracia y la naturalización de la
violencia son dos caras de una moneda con la que se pretende intimidar y ganar
votos, tal como señalara el domingo pasado el Dr. Juan Manuel Ubeira en Caníbales
por C5N.
Volviendo a la clase de la profesora de Historia, cabe aclarar que todos los diseños curriculares vigentes y anteriores (incluidos los de los gobiernos de facto), establecen que en la escuela se forman ciudadanos. En el nivel medio, hay adolescentes que votan o van a votar. Si no pueden construir su pensamiento político con información y criterios de análisis, les anulamos su posibilidad de pensar, decidir y aportar a un país mejor, “aunque sean de una escuela pública del conurbano”.
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